El 16 de febrero de 2025, durante un concierto en Michoacán, la reconocida cantante mexicana Alicia Villarreal sorprendió al público al realizar una señal internacional de auxilio por violencia de género. Este gesto, que consiste en levantar la palma de la mano, doblar el pulgar y cerrar los dedos sobre él, es un llamado silencioso de ayuda para quienes sufren violencia doméstica. La acción de Villarreal no solo conmocionó a sus seguidores, sino que también puso en evidencia la cruda realidad que enfrentan muchas mujeres, sin importar su estatus o fama.
Días después, Villarreal ratificó una denuncia por violencia de género contra su esposo, Cruz Martínez, líder de la banda Kumbia Kings. Según informes, el incidente ocurrió en su domicilio en Monterrey, donde Martínez, molesto por una publicación en redes sociales que involucraba al exesposo de Villarreal, Arturo Carmona, la agredió físicamente y la retuvo ilegalmente. La cantante logró escapar y posteriormente acudió al hospital debido a las lesiones sufridas. Hasta la fecha, Martínez no ha emitido declaraciones públicas al respecto.
Este lamentable suceso pone de manifiesto que la violencia de género no discrimina y puede afectar a cualquier mujer, independientemente de su posición social o éxito profesional. En México, la violencia machista es una problemática alarmante; según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2021, el 39.9% de las mujeres ha experimentado violencia por parte de su pareja. Además, cada día, entre 10 y 11 mujeres son asesinadas en el país, y la mayoría de estos crímenes permanecen impunes.
La valentía de Alicia Villarreal al utilizar una plataforma pública para denunciar su situación es un llamado urgente a la sociedad y a las autoridades para reforzar las medidas de protección y apoyo a las víctimas de violencia de género. Es imperativo que se promueva la educación y la concienciación desde temprana edad para erradicar conductas machistas y construir una cultura de respeto e igualdad. Solo así podremos aspirar a un futuro donde ninguna mujer tenga que alzar la mano en señal de auxilio.